Probablemente has pasado por la molesta experiencia de tener dolores por el desarrollo de las muelas del juicio o incluso han tenido que extraerlas. Pero, ¿Sabes por qué aparecen y con qué fin?

Las muelas del juicio, o también conocidas como cordales, son unos molares que suelen aparecer alrededor de los 20 años de edad. Reciben su nombre por el hecho de aparecer a una edad en la que la gente ya cuentan con un juicio desarrollado, a diferencia de la edad a la que aparecen todas las demás piezas dentales.

Estas se sitúan al fondo de la boca y cuando se están desarrollando generan dolor y puede llevar a que el resto de dientes se muevan y acaben torciéndose.

¿Por qué tenemos las muelas del juicio?

Existen diversas teorías sobre el origen de las muelas del juicio. Y es que nuestros ancestros contaban con un tercer molar, que llegaba a ser hasta 4 veces más grande que el nuestro. Este era útil para nuestros antepasados, ya que les servía para masticar.

Las razones por las que disminuyó tanto el tamaño de estos molares es desconocida, pero entre algunas de las teorías encontramos la de la bióloga Kathryn Kavanagh, que considera que en el desarrollo de un diente, este emite señales activadoras o represoras a los dientes cercanos. La proporción entre ambas señales, sería determinante para determinar el tamaño de las piezas dentales.

No fue hasta 2016, cuando el científico Alistair Evans, aplicando las teorías de Kavanagh a los homínidos, consiguió determinar que esta teoría de señales activadoras y represoras,  efectivamente fue la causante del descenso de tamaño del tercer molar en los australopithecus hasta el que tenemos hoy en día los sapiens.  

¿Para qué sirven?

Actualmente las muelas del juicio no tienen ninguna utilidad. Es más, se considera un estorbo y acaba extrayéndose en la mayoría de casos, debido a los dolores y las malposiciones que causa en otras piezas dentales.

Los homínidos más primitivos contaban con molares de tamaños muy distintos. Aquellos que estaban en una posición más cercana a la parte posterior de la boca, eran más grandes que las de la parte anterior, ya que las muelas tienden a crecer más cuanto más al fondo de la boca están.

Pero la evolución nos ha llevado a tener dentaduras más pequeñas, por lo que el tercer molar, al tener menos espacio, decreció enormemente. Este, pasó a convertirse en un molar mucho más pequeño y carente de función alguna.

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