Cuando piensas en tu boca estás cuidando tu salud, este viene a ser el lema que elegimos en Instituto Integral Odontológico para 2018 con el objetivo de recordar la estrecha relación existente entre salud bucodental y salud general en todas las etapas de la vida. Y pensar en la boca es tener presente estos tres “mandamientos”: una dieta saludable, una adecuada higiene dental y una visita periódica al dentista. La revisión dental debe ser “sagrada”. Una vez al año… no hace daño.
“¿Mi boca? Bien, gracias”
Prácticamente siete de cada diez españoles posicionan en idéntico lugar su salud general y su salud oral, lo que indica la relevancia que empezamos a darle a la salud bucodental dentro del contexto de la salud general, sobre todo entre los más jóvenes. Según el último Libro Blanco sobre Salud Bucodental en España, mejoramos adecuadamente a nivel de concienciación, pero seguimos siendo un tanto abandonados en cuanto a las revisiones dentales y así, aunque el 84% reconocemos que es deseable visitar al dentista una vez al año, a la hora de la verdad solo el 60% acudimos a consulta. La principal disculpa a la que recurre el 40% restante: que no ha sufrido ningún problema dental en los últimos doce meses. Hay muchos motivos para sonreír, pero es crucial que sigamos insistiendo en la importancia de la revisión dental.
La importancia de las revisiones dentales
Prevenir antes que curar es a día de hoy una lógica aplastante que influye favorablemente en la frecuencia de aparición de enfermedades o en su gravedad. Nadie pone en duda esta clásica frase a nivel de salud general. Menos aún a nivel de salud bucodental, dado que la mayoría de las enfermedades de la boca dependen, en parte, de la existencia de factores de riesgo modificables tempranamente.
Gracias a los programas preventivos y a la concienciación de la importancia de las revisiones periódicas, se ha producido una considerable disminución de la incidencia de la caries y otras enfermedades odontológicas. El riesgo va a continuar existiendo, pero la incidencia de este último escapa ya a la profesión dental y es más consecuencia del incumplimiento de los otros dos mandamientos de la salud oral: la dieta saludable y la higiene dental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no para de alertar de un empeoramiento en la alimentación infantil y adolescente, excesiva en azúcares, sales y grasas. Este empeoramiento empieza a incidir en la prevalencia de enfermedades odontológicas, fundamentalmente caries. Por otro lado, y pese a la insistencia de mantener una adecuada higiene bucodental –cepillarse los dientes dos veces al día, usar seda dental o cepillo interdental–, ésta última empieza a desatenderse paulatinamente a partir de los 65 años y más entre los varones. Todo este contexto es el que determina la mayor importancia de las revisiones dentales periódicas, en las que el dentista comprobará el estado de dientes y encías, además de lengua, garganta e, incluso, cara y cuello, con el objetivo de detectar desde caries hasta cualquier otro tipo de enfermedad bucal.
Una vez al año… o cada 6 meses ¿en qué quedamos?
Una vez al año, cada 6 meses… Es verdad que si hiciésemos una consulta en Internet sobre la periodicidad de las revisiones, terminaríamos absolutamente confundidos. En general, se recomienda una revisión dental al menos una vez al año, siendo el dentista el que determine si ésta debe repetirse con mayor frecuencia.
La atención a la salud oral está íntimamente relacionada con las etapas vitales y los estados de salud general por los que vamos pasando: los protocolos de revisión dental son distintos en la infancia que en la tercera edad; en embarazos, la mujer gestante debe acudir con más frecuencia a revisión, dado que su salud oral va incluir directamente en la salud de su bebé; los pacientes diabéticos y/o cardiovasculares son más propensos a padecer enfermedades periodontales que deben prevenirse con un adecuado control… Cada paciente es único y el dentista adecuará las revisiones a sus circunstancias personales.
¿En qué consiste la revisión dental?
La revisión dental consta de tres partes:
- La revisión, propiamente dicha, consistente en una exploración minuciosa de la boca, dientes y encías.
- La limpieza, en la que se eliminarán las acumulaciones de placo y sarro.
- Una radiografía panorámica para detectar posibles lesiones y patologías que clínicamente pasan desapercibidas en la exploración bucal –a diferencia de otras pruebas radiológicas de menor tamaño, la panorámica permite obtener una imagen global de la boca, incluyendo el estado de la articulación temporamandibular–.