La placa dental es una película pegajosa, incolora o de color amarillo pálido que se forma entre los dientes y a lo largo de la línea de las encías. Contiene bacterias y suele aparecer debido a la combinación de saliva y restos de alimentos.

La mayoría de las veces, se mantiene un delicado equilibrio en el ecosistema oral, pero pueden surgir problemas cuando ciertas cepas de bacterias se vuelven excesivas.

¿Qué tipos de placa dental existen?

Aunque siempre se suele considerar a la placa bacteriana de manera general, lo cierto es que existen diferentes tipos en función de su localización.

Placa supragingival

Se encuentra localizada en el margen gingival, es decir, al borde coronal de la encía.

Placa subgingival

Es la que aparece en el surco gingival. Este es el espacio que se forma entre la parte interna de la encía y la superficie del diente. También puede aparecer en las bolsas periodontales.

Placa proximal

Se encuentra en áreas de retención como los espacios interdentales.

Placa de fosas y fisuras

Se sitúa en la superficie masticatoria de las piezas dentales posteriores (caras oclusales).

Placa radicular

Cuando la superficie de la raíz de un diente queda expuesta al ambiente oral se puede formar este tipo de placa.

¿Cómo puede afectar la placa en los dientes a la salud bucal?

La placa es la causante de muchos problemas de salud bucal. Las bacterias que contiene producen ácidos que atacan al esmalte dental y a las encías, especialmente tras ingerir alimentos y bebidas azucarados.

Esto es debido a que las bacterias se alimentan de los azúcares y producen ácidos que pueden causar problemas como caries, gingivitis, dientes amarillentos, mal aliento y otro tipo de alteraciones bucodentales.

¿Cómo se puede prevenir la placa?

El factor clave es mantener una buena higiene bucal. La placa comienza a aparecer aproximadamente entre cuatro a doce horas después de cepillarse los dientes. Por lo tanto, para evitar que las bacterias puedan producir daños es importante realizar un correcto cepillado al menos dos veces al día durante aproximadamente dos minutos, sobre todo después de ingerir alimentos azucarados.

Durante el cepillado, se deben limpiar adecuadamente todas las piezas dentales, sin olvidar otras zonas cruciales como las encías y la lengua.

Para maximizar la higiene bucal es recomendable utilizar hilo dental, enjuagues o cepillos interdentales después del cepillado, ya que contribuyen a reducir o evitar la formación de placa, especialmente en los espacios reducidos que existen entre los dientes.

Si quieres más información sobre cómo realizar un buen cepillado puedes encontrarla aquí.

En definitiva, visitar al dentista al menos una vez al año es sumamente conveniente para detectar precozmente cualquier problema que pueda surgir y asegurar una buena salud en dientes y encías. Asimismo, si la placa dental ya ha aparecido, el dentista puede realizar una limpieza a nivel profesional que garantice su total eliminación y prevenir futuras complicaciones. Sin duda este es un buen motivo para ponerse en manos de los expertos de la clínica, que garantizarán la mejor salud bucodental de los pacientes.

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