La caries del biberón, caries del lactante o caries rampante o lesión de “mancha blanca”, que es como lo denominamos los odontopediatras, es un tipo especial de caries que afecta fundamentalmente a los bebés que aún están en periodo de lactancia. Se calcula que en España la padecen 13 de cada 100 lactantes, cifra que entre todos podemos hacer descender, incluso, desaparecer. Te explicamos cómo.   

 

La “caries del biberón” representa el patrón de caries más agresivo, destructivo y con la peores secuelas en la dentición temporal de nuestros niños. Su pico más elevado se da entre los 13 y los 24 meses del bebé y, aunque parezca sorprendente, el origen tiene mucho que ver con las dietas ricas en azúcares que les damos a nuestros peques, pero sobre todo, y esto es lo más preocupante, por malos hábitos como chupar el chupete, probar el biberón directamente de la tetina –o la papilla con la misma cuchara–, incluso besar al bebé en los labios.

Evitar la contaminación de la boca del bebé

La caries es una enfermedad infecciosa producida por la bacteria streptocuccus mutans (SM) que se contagia o pega de manera vertical, a través de la saliva de los papás o de los cuidadores del bebé. Evitar este contagio es muy sencillo: no limpiar el chupete con saliva cuando se ha ensuciado, no probar el biberón ni las papillas directamente de la cuchara del bebé, procurar no besar a los niños en los labios y no permitir que las mascotas laman la cara o las manos del peque.

Reducir azúcares de la dieta

Y no nos referimos únicamente a golosinas, también a todo tipo de azúcares ocultos. La caries está muy estrechamente relacionada con el consumo de carbohidratos fermentables porque es de lo que se “alimenta” la streptocuccus mutans (SM). Leche chocolatada, galletas y/o bollería, zumos industriales y refrescos, yogures líquidos, pan de molde, patatas fritas embolsadas, todos estos productos deben desaparecer de la dieta de nuestros niños… Y como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir la obesidad además de la caries, sustituir por alimentos sanos: queso, trozos de fruta y/o verduras crudas, pan integral, tortitas de maíz, yogur natural… Si a nuestro bebé le gustan los zumos, mejor los recién exprimidos en casa; y si su pasión son los zumos industriales, mejor se los damos diluidos –mitad zumo, mitad agua–.

Lactancia materna y/o biberón

No dejan de hacerse estudios clínicos que demuestran que prolongar la lactancia materna es muy beneficioso para los bebés, pero a nivel de salud dental existen evidencias de que alargar la lactancia por encima de los 12 meses aumenta considerablemente el riesgo de padecer caries. La explicación radica, fundamentalmente, en la lactosa que contiene la leche materna y en la costumbre de continuar con la lactancia en las tomas nocturnas.

Ojito, con el “bibe” de antes de dormir

Es un clásico, ese momento enternecedor que en nuestro bebé cae rendido, dormido tan profundamente, agarrado al pecho o mientras se toma el biberón. De veras que hasta duele decir que esta emocionante costumbre aumenta la probabilidad de desarrollar caries y la explicación es sencilla: cuando nuestro peque empieza a adormecerse, al ritmo que disminuye la velocidad de succión, reduce también su secreción salivar. La leche se le queda estancada bañando los dientes, facilitando la proliferación de los ácidos de la caries.

La Sociedad Española de Odontopediatría recomienda intentar evitar la alimentación nocturna (biberón o pecho) a partir de la erupción del primer diente. En su defecto, limpia siempre la boca del bebé después de la toma.

La limpieza de la boca del bebé

Desde el nacimiento, aún sabiendo que el bebé no tiene dientes aún, aprovechamos el baño diario y con una gasita húmeda o un dedal de silicona, limpiamos encías, lengua e interior de mejillas. Y cuando aparezca el primer diente, aumentamos este hábito de higiene dental a dos veces al día: por la mañana, después del desayuno y, sobre todo, por la noche, después de la última toma.

Existen cepillos dentales de lactantes, adaptados a las distintas etapas del bebé que se pueden usar con pasta dental de 1000 ppm (partes por millón) de flúor –mejor fijarse en este dato de composición, que en los bonitos colores del envase de pasta dental infantil–. La cantidad de pasta dental debe ser el equivalente a un grano de arroz hasta los 3 años y del tamaño de un guisante, a partir de esta edad. Y el cepillado siempre, bajo la supervisión de un adulto para controlar que el cepillado se hace bien y evitar que el pequeño ingiera la pasta de dientes.

Plan de revisiones de odontopediatría

Al igual que las revisiones pediátricas, la Academia Europea de Odontopediatría tiene establecido un calendario de revisiones temporales basado en la Edad Dental, desde la aparición del primer diente temporal hasta la aparición de los primeros molares permanentes. Calendario que luego cada dentista adapta a las necesidades individuales de cada bebé.

Se pueden prevenir, entre todos podemos evitar las primeras caries.

Envíanos tus comentarios si tienes alguna duda o quieres ampliar estos consejos. Nuestra odontopediatra, la doctora Daniela Cavero, es una experta en hábitos saludables de salud oral infantil y cuidados familiares.

 

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies