La Unión Europea ha acordado la prohibición del uso de la amalgama dental en empastes a niños menores de 15 años, mujeres embarazadas y lactantes a partir del 1 de julio de 2018. ¡No te asustes, porque en Instituto Integral Odontológico hace tiempo que nos despedimos de amalgamas y, en su lugar, usamos composites como material obturador! Te explicamos.

 

Los empastes dentales –en odontología, llamados obturaciones– son la técnica que usamos los dentistas para reparar un diente dañado. Primero eliminamos la caries de la pieza dental y, a continuación, obturamos o rellenamos el hueco que ha quedado con un material obturador, lo que tradicionalmente se conoce como empaste. Este último puede realizarse con diversos materiales. Tradicionalmente se hacía mediante amalgamas metálicas, por su resistencia y durabilidad, aunque por su color resultaban poco estéticas, por no decir directamente, feas. Pero la ciencia avanza y las amalgamas quedaron hace años prácticamente en desuso, sustituidas por los composites, empastes a base de materiales resínicos, que se adhieren mejor a la pieza dental e imitan el color de ésta.

¿Por qué se prohíben las amalgamas dentales?

La prohibición de las amalgamas dentales está directamente relacionada con las estrictas medidas internacionales que se están dictando para eliminar gradualmente el uso del mercurio, uno de los productos químicos que más desafíos ha planteado a la Organización Mundial de la Salud por el riesgo que constituye para la salud humana y el medio ambiente. En la amalgama dental, el material que se utiliza se obtiene de la aleación de mercurio con otros metales, generalmente plata, de ahí que coloquialmente se hable de “amalgama de plata”.

¿Significa esto que los empastes de amalgama son peligrosos?

Rotundamente no. Hace más de una década que el Comité Europeo de Riesgos Sanitarios Emergentes, con el aval del Consejo Europeo de Dentistas y la Federación Dental Internacional, realizan investigaciones científicas para determinar si las amalgamas dentales pueden perjudicar la salud. Y hasta la fecha, no existe ninguna evidencia científica de que la amalgama dental provoque ningún daño en el organismo, salvo en pacientes alérgicos a algunos de sus componentes.

En la amalgama dental, el mercurio está atrapado en el compuesto que la forma, por eso no causa ningún problema de salud. Si el mercurio en sí mismo es dañino, es porque es volátil y se corre el riesgo de exposición al mismo durante su evaporación, al respirarlo, pero gracias a las actuales técnicas de aislamiento por encapsulado, en la colocación de la amalgama dental no se liberan vapores de mercurio.

¿Por qué se prohíbe entonces la amalgama dental si no es peligrosa?

Muy fácil, y aquí está el quid de la cuestión. Al mercurio se le considera hoy un contaminante de relevancia mundial, uno de los tóxicos ambientales que más impacto tiene sobre los seres vivos, capaz de contaminar todos los ecosistemas y, por bioacumulación, llegar a nuestro organismo a través de la cadena alimentaria.

Desde el inicio de la era industrial los niveles de mercurio en el ambiente no han dejado de subir, por lo que aunque su papel en el sector de la salud fue muy importante a lo largo de todo el siglo XX, en la actualidad toda la comunidad sanitaria internacional ha apostado por ir sustituyendo el mercurio por otros materiales, como así se ratificó en la Minamata Convention of Mercury del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que firmaron 140 países, entre ellos España.

Los dentistas también hemos contribuido a esta sobrecarga ambiental. En 2005, la ONU estimó que usábamos 362 toneladas anuales de mercurio para uso dental en todo el mundo, de ahí que ahora sumemos nuestro granito de arena con el compromiso de ir dejando de usar progresivamente la amalgama de mercurio, hasta su desaparición definitiva en 2030.

Las amalgamas dentales han sido sustituidas por los composites

Aunque, como os decíamos al principio, el uso de las amalgamas dentales es “casi anecdótico”, en palabras de Oscar Castro Reina, presidente del Consejo General de Dentistas de España, y poco a poco han ido sustituyéndose por los composites o empastes de resina. Los hay de muchos tipos, durezas y resistencias para adaptar a las necesidades de cada paciente y tipo de tratamiento. Imitan a la perfección el color de los propios dientes, manteniendo el aspecto natural de la dentadura y, finalmente, se adhieren mucho mejor al diente.

Pero no olvidemos que lo fundamental es evitar la caries

Eso, preocupémonos menos de empastes y concentrémonos más en evitar la aparición de caries. Los padres podemos hacer mucho para evitar el desarrollo de la caries en nuestros niños. Recuerda los consejos de Pérez: “La higiene oral es divertida y un juego en el que puedes y debes de participar con tus hijos. Enséñales a cuidar su boca”. Y llévales dos veces al año al dentista para las revisiones. ¡Prevenir siempre es mejor que curar!

 

 

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